- ES ESPECIALISTA EN EL MERCADO DE LA ZONA. Conoce bien el barrio en el cual trabaja y se desenvuelve, lo que supone que está al día de los movimientos del mercado inmobiliario del mismo. Un agente hará siempre un informe lo más cercano y objetivo de la vivienda, para, de esta manera, asesorar de la mejor manera al vendedor e intentar vender el inmueble lo antes posible y al mejor precio.
- REALIZACIÓN DE UN BUEN PLAN DE MARKETING. Un agente inmobiliario tiene en su poder herramientas que un particular no posee. A la hora de vender o alquilar un inmueble, fotografía profesional, tour virtual de la casa (que se sienta viviendo en ella el posible comprador) el posicionamiento del inmueble en diversos portales o un Home-Staging (decoración de la casa para su posterior venta) es algo que aporta mucho valor a la hora de sacarlo al mercado.
- BASES DE DATOS DE POSIBLES COMPRADORES. Un agente dispone de base de datos de posibles compradores que quieren adquirir vivienda de ciertas características en esa zona concreta. Además a través de colaboración con otros compañeros (lo llamado MLS) hay cruces y llega la información a otras agencias para algún posible comprador de estas.
- ASESORAMIENTO PERSONALIZADO. La compra venta de un inmueble requiere una burocracia que, para mucha gente resulta incómoda, liosa e incluso en ocasiones hay falta de tiempo. Desde solicitar la nota simple, preparación del contrato de arras o cambios de titularidad de suministros, un agente siempre está para dar solución a todo este tipo de situaciones, hasta llegar a la firma, el día de notaría.